A principios de este pasado mes de agosto la empresa de investigación de mercado Euromonitor International ha publicado por vez primera su Índice de Vulnerabilidad Energética Global dentro de su informe Nueva Realidad Económica: Aumento de las Presiones Energéticas, el cual muestra la exposición de los países a conflictos energéticos.
El Índice de Vulnerabilidad Energética Global 2023 fue diseñado como una herramienta para evaluar y comparar la seguridad energética de un país, con información sobre riesgos, desafíos y oportunidades potenciales en los mercados en la actualidad y a futuro.
Euromonitor International utilizó seis grupos de indicadores para medir el nivel de vulnerabilidad energética de cada país: Autosuficiencia energética (30% de la puntuación total). Alternativas a los fósiles (35%). Reservas de energía potencial (10%). Accesibilidad energética (5%). Eficiencia energética (10%) y Resiliencia económica (10%).
La baja autosuficiencia energética, debido a una débil producción nacional de energía y la alta dependencia de las importaciones, aumenta la exposición de una economía a las interrupciones en el suministro de energía, las crisis de los precios mundiales y los riesgos geopolíticos. La alta dependencia de un solo proveedor externo de energía socava particularmente la seguridad energética de una economía. Este aspecto confirma que es una acción sensata procurar la autosuficiencia energética, referida en ocasiones como soberanía energética, tal como lo está promoviendo el actual gobierno federal mexicano a través de CFE y PEMEX. Este propósito es sumamente complicado dadas las condiciones de ambas empresas productivas del Estado, pero vale la pena pugnar por reducir la dependencia de terceros, sean proveedores locales o externos por el riesgo que esto implica.
En cuanto al tema de alternativas a los combustibles fósiles, refleja la diversificación de una combinación energética que se aleja de los combustibles fósiles mediante la inversión en fuentes alternativas, como las energías renovables verdes o la energía nuclear, que pueden ayudar a aumentar la seguridad energética, reducir la exposición a los precios mundiales de la energía y las crisis del suministro, y mejorar la sostenibilidad. Aquí la innovación tiene un peso relevante. En tanto no exista tecnología que cambie radicalmente la manera de generar, gestionar y consumir la energía y siga creciendo la demanda de energía al paso del tiempo, obligará a recurrir a fuentes alternativas a las fósiles como la nuclear y el hidrógeno por mencionar algunas. No se debe olvidar que en condiciones actuales varias de las renovables presentan debilidades como variabilidad, intermitencia y carencia de energía cinética (inercia rotatoria para el control de frecuencia), lo cual dificulta su adecuada integración a sistemas eléctricos interconectados. Se precisaría de almacenamiento masivo suficiente que de momento no es asequible por cuestiones técnicas y económicas.
El potencial de reservas de energía ayuda a evaluar la disponibilidad futura de recursos energéticos a las tasas de producción actuales. Se asume que las reservas de petróleo, gas y carbón pueden desempeñar un papel clave para impulsar la autosuficiencia energética de un país. Sin embargo, el alto potencial de los recursos no garantiza necesariamente un suministro futuro suficiente debido a limitaciones económicas, tecnológicas y ambientales. Para ejemplo claro está Venezuela. México debe de aprender de los aciertos y errores de otras naciones en cuanto a reservas de recursos energéticos. Se estima que los fósiles mantendrán un papel protagónico durante un buen tiempo todavía en el desempeño energético de las naciones.
El pilar de accesibilidad energética ilustra la confiabilidad y adecuación del suministro de energía en un país y señala el estado de la infraestructura energética. La falta de acceso a la energía y la infraestructura energética subdesarrollada pueden conducir a importantes desafíos sociales y económicos. Euromonitor resalta la importancia de que la infraestructura debe estar acorde a las necesidades energéticas. Se podría agregar que esto implica lo técnico, lo económico (costos, precios) y lo ambiental.
La eficiencia energética indica la cantidad de energía necesaria para proporcionar bienes y servicios. Una mayor eficiencia energética puede ayudar a reducir el consumo de energía y, por lo tanto, reducir los costos y la dependencia de las importaciones, impulsar la competitividad y los beneficios ambientales. Sobre este tema hay mucha tela donde cortar. Existen numerosas áreas de oportunidad para lograr que con un menor consumo energético se logre la misma productividad y confort. Esto tiene que ver con dispositivos (tecnología, inversión), pero también con actitudes, hábitos.
Los países con una mayor resiliencia económica están mejor equipados para resistir las fluctuaciones del suministro y el precio de la energía, ya que los mecanismos y las reservas disponibles les permiten gestionar las perturbaciones del mercado de la energía. Mientras tanto, una mayor libertad económica fomenta la inversión en innovación y diversificación. La inversión debe darse con un enfoque sistémico privilegiando el interés público y con una regulación adecuada del Estado.
Entre los países mejor posicionados en el ranking de vulnerabilidad energética están Noruega, Canadá, Australia y USA dado que cuentan con una sólida autosuficiencia energética, amplios recursos energéticos, una matriz energética diversificada y alta resiliencia económica. En las últimas posiciones, más desfavorables en el ranking, están Bielorrusia y Líbano, debido a que estos países carecen de recursos energéticos y luchan contra la baja eficiencia energética y la incertidumbre económica. Singapur y Hong Kong también están entre los países con desempeño desfavorable debido a su fuerte dependencia de las importaciones de energía a pesar de su buena puntuación en eficiencia energética y estabilidad económica. Estos dos últimos casos evidencian que ser países ricos no es garantía de tener estabilidad energética. México ocupa el lugar 46 dentro del ranking y en cada uno de los seis indicadores está posicionado así: 50 en autonomía energética, 54 en alternativas a fuentes fósiles, 21 en potencial de reservas, 69 en accesibilidad energética, 45 en eficiencia energética y 63 en resiliencia económica.
Aleksandra Svidler, Consultora de Economía en Euromonitor International, ha señalado que “en general, las economías que dependen en gran medida de las importaciones, con baja adopción de energías renovables, eficiencia energética débil e inestabilidad económica son más vulnerables a los riesgos energéticos. “Muchos países africanos continúan lidiando con infraestructura subdesarrollada, acceso deficiente a energía confiable y asequible y baja inversión, mientras que las economías asiáticas en desarrollo continúan luchando con bajas tasas de autosuficiencia, alta dependencia de los combustibles fósiles y acceso limitado al capital”. Svidler enfatizó en que los países europeos también enfrentan desafíos por delante. “Aunque muchos países europeos están mejor posicionados para sortear las interrupciones debido a la creciente adopción de energías renovables y un mejor acceso al capital, la alta dependencia de la región de las importaciones de energía aumenta su exposición a los choques energéticos”.
En resumen, el reporte de vulnerabilidad energética de Euromonitor ratifica el carácter estratégico de los sectores energéticos para el desarrollo de las naciones y la calidad de vida de la población. No deben soslayarse las acciones requeridas para fortalecerlos y que sean más eficientes. El fin último es asegurar ahora y para el futuro la disponibilidad de energía requerida por los países y sociedades en condiciones de suficiencia, calidad, precio y sustentabilidad. De hecho, de eso depende en buena medida nuestro futuro.