La resistencia al pago por los consumos de energía eléctrica en el estado de Tabasco es un problema añejo y pernicioso. Al inicio de la actual administración federal, en 2019, se instrumentó el acuerdo denominado Adiós a tu deuda para regularizar a los deudores del vital servicio. Sin embargo dicho esquema –al igual que acuerdos anteriores– no dio los resultados esperados, lo cual no fue sorpresa en realidad. En 2021 se anunció una nueva iniciativa de regularización que presuntamente sería la solución final. Se condonaron todos los adeudos de los consumidores de energía eléctrica en tarifa doméstica en Tabasco, 11 mil millones de pesos, a poco más 600 mil usuarios. A la Tarifa 1F otorgada a Tabasco, la más subsidiada y barata a nivel nacional, se le consideró un apoyo extraordinario adicional durante el periodo fuera de verano. A estas fechas, mediados de 2022, lamentablemente es evidente que la mayoría de quienes no pagaban, continúan sin pagar a pesar del convenio y condonación.
A menera de reseña, la problemática de adeudos se derivó del conflicto postelectoral del año 1994 por la gubernatura en Tabasco, del cual surgió una autodenominada resistencia civil pacífica, abanderada en su momento por quien ahora es nuestro Presidente de la República, que resultó en el no pago de los consumos de energía eléctrica, agua potable, impuesto predial. De eso hace ya veintiocho largos años, más de un cuarto de siglo. Se dieron varios intentos fallidos de regularizar la situación de los deudores, que no prosperaron principalmente porque no incluyeron en su momento en dichos acuerdos a quienes crearon y sostenían el movimiento. Con la llegada del actual gobierno federal, por fin se presentó la coyuntura propicia para buscar resolver la llamada resistencia civil. Un persistente reclamo político y social era contar con una tarifa preferencial. Eso quedó atendido al concederse la Tarifa 1F a los consumidores domésticos en todo el estado. Esta tarifa es la más subsidiada y por ende más barata que existe en nuestro país. También se dio repetidamente el borrón y cuenta nueva a ese mismo segmento de clientes. Sin embargo persisten varios problemas sin resolver.
Primero. Hay personas, familias, decenas de miles, que desde hace 28 años no pagan sus consumos de energía eléctrica. Esto ya no forma parte de plan de egresos. Durante ese largo periodo, los hijos que en ese tiempo eran niños o jovencitos –ahora son adultos con sus propias familias–, observaron y aprendieron que no se paga por la luz. Hay una cultura, literalmente generacional, de no pago por el consumo de electricidad en miles de familias tabasqueñas. En otras palabras, hay gente que no tiene ni tendrá ningún interés en regularizar su situación, en tanto no exista una fuerte motivación o presión para hacerlo. En el convenio de 2021, las partes se comprometieron a promover mediante campañas conjuntas el uso eficiente y ahorro de energía eléctrica así como la cultura de pago del servicio de suministro eléctrico en los habitantes del estado de Tabasco. No se ha informado si se implementaron los programas anunciados, tampoco sobre los resultados y efectividad en su caso.
Segundo. Un gran número de los deudores, al declararse en resistencia al pago, al paso del tiempo comenzaron a utilizar de manera desmedida la energía eléctrica. Lo más complicado es que se acostumbraron a utilizar el aire acondicionado, día y noche, en el medio urbano y rural, utilizando viejos e ineficientes equipos. Después de la “regularización” (borrón y cuenta nueva sin firmar ningún documento ni asumir compromisos), CFE no ha logrado instalar medición nueva a la totalidad de usuarios a quienes se les condonaron los adeudos. La mayoría de casas donde si les pusieron medidor nuevo, continuaron consumiendo indiscriminadamente electricidad. Por sus ingresos y economía, muchos de ellos no cuentan con los recursos necesarios para cubrir las altas facturaciones consecuencia de continuar con sus mismos hábitos y aparatos electrodomésticos. Las familias deben tener claro cuál es su capacidad de pago para en función de eso dosificar su consumo bajo criterios de ahorro y eficiencia energética. Es un tema urgente educar a ese segmento de la población.
Tercero. El convenio de colaboración para el otorgamiento de apoyo tarifario para el estado de Tabasco en 2021 no incluyó a los consumidores en tarifas de uso general, coloquialmente referidas como tarifa comercial (similarmente a convenios pasados). No alcanzaron ni condonación ni subsidios. Miles de tiendas, negocios, iglesias, de todo tipo y tamaño están dentro del universo de morosos en el estado de Tabasco. El monto de sus adeudos acumulados al paso del tiempo hace muy difícil, si no es que imposible, que los lleguen a pagar. Este es un asunto relevante que sigue sin resolverse.
Cuarto. La estructura original de la Tarifa doméstica 1F considera dos periodos; verano, de abril a septiembre. Fuera de verano, de octubre a marzo. En verano están subsidiados 2,500 KWH mensuales. Fuera de verano están subsidiados 200 KWH. Quienes mantuvieran patrones de consumos similares en ambos periodos, tendrían facturaciones en meses fuera de verano con importes del doble o triple que en verano. Anunciaron con el convenio 2021 que para Tabasco la tarifa 1F aplica todo el año, lo cual es una verdad a medias. Se han establecido apoyos extraordinarios para el periodo fuera de verano por hasta 800 KWH. No hay certeza que ese apoyo vaya a ser aplicado en años subsecuentes de manera permenente.
Qunto. En Tabasco la CFE durante 28 años se empeñó en insistir en un paradigma infructuoso y desgastante: cortar, suspender el servicio, de manera unilateral y en solitario a un porcentaje de deudores, predominantemente en áreas urbanas. Esta acción nunca dio resultado. Primero, porque la mayoría se reconectaba por su cuenta o con el apoyo de organizaciones políticas sin mayor problema o consecuencias. Segundo, aunque en menor escala, por corrupción entre sus cortadores, sean trabajadores propios o contratistas, que con un soborno no suspendían el servicio aunque reportaban haberlo hecho. La CFE intentó resolver por sí sola –sin éxito– un problema de naturaleza política con medidas técnicas. En la cláusula Tercera, seccion I inciso C del convenio 2021, el Ejecutivo estatal se comprometió a apoyar a la CFE a fin de garantizar la seguridad e integridad del personal de campo en los operativos de suspensión (corte) del suministro de energía eléctrica a los usuarios finales que no obstante los apoyos otorgados, se mantengan en una postura de resistencia al pago. Mientras no se implementen las medidas pertinentes para hacer prevalecer el estado de derecho, esto es, se asegure que a quien se le corte no se vuelva a reconectar indebidamente, se persiga y castigue a quienes intervengan de manera ilegal las instalaciones de CFE, con voluntad política de los tres niveles de gobierno, la suspensión del servicio seguirá siendo una acción ineficaz y costosa, además de ser una mala señal para los usuarios que sí pagan.
Sexto. Con los acuerdos y convenios realizados en el pasado, infructuosos todos, queda por demás evidente que el pago de los consumos de energía eléctrica no es un asunto estrictamente de tarifas. Es una cuestión de cultura. Así se inventara y concediera una nueva tarifa G, H, X, Y, Z, no hay garantía de que con eso la totalidad de consumidores en Tabasco pagarían sus recibos de energía. El reto es culturizar a la población tabasqueña morosa con los medios apropiados y efectivos, incluso punitivos, para que regularmente paguen por los servicios públicos que reciben.
Séptimo. De la mano del no pago va el uso ilícito de la energía, especialmente en el ámbito rural, lo cual provoca diferentes perjuicios. Daño financiero a la CFE, consumo desmedido y superfluo de energía que obliga a tener que construir infraestructura y generar electricidad en demasía en detrimento de las finanzas nacionales y del medio ambiente. El año 2021 fue electoral. El 2022 tuvo el proceso de revocación de mandato. Por la naturaleza política de la resistencia civil, el tema electoral y partidista ha incidido negativamente en la implementación de acciones para regularizar la problemática de no pago en Tabasco. La ventana de tiempo en lo que resta de 2022 y 2023 sin procesos electorales podría ser una buena oportunidad para intensificar las medidas para tal fin.
La condonación de miles de millones de pesos por adeudos que repetidamente se ha realizado en Tabasco, de alguna manera ha sido con dinero de los contribuyentes de todo el país, lo cual ha sido criticado con justa razón. Al personal operativo de la CFE en Tabasco les exigen desde sus corporativos centrales nacionales resultados en la disminución de adeudos y de pérdidas por uso ilegal de energía, sin embargo a nivel cupular no han sido capaces de acordar el resolver de manera contundente y definitiva la resistencia civil. Similar situación sucede en el estado de Chiapas. El no pago en Tabasco y Chiapas nació y se ha mantenido con un trasfondo político. La solución debe surgir y apalancarse predominantemente en ese mismo ámbito. Apremia liderazgo y voluntad política para resolver de una vez por todas esta añeja y perniciosa problemática en esta entidad federativa. De no darse un golpe de timón –hacer cosas diferentes–, el convenio 2021 será un fracaso como todos los anteriores.
En resumen, hasta ahora no se ha logrado regularizar a los consumidores de energía eléctrica en el estado de Tabasco porque no se ha dado la coyuntura de los apoyos institucionales requeridos. No resolverlo, aparte de poner en riesgo la viabilidad financiera de la CFE, esa empresa productiva del Estado que el gobierno federal asegura defender y rescatar, mantendría ese círculo vicioso en agravio del estado de derecho, de los ciudadanos cumplidos que sí pagan por sus consumos (el no pago puede ser imitado en otras regiones y entidades federativas), del sector energético nacional, entre otros. Es imperativo resolver ya este embrollo que provoca serios y variados perjuicios, y propiciar condiciones para un desarrollo económico y social equilibrado y sustentable. Ojalá pronto veamos los resultados positivos esperados.